viernes, 24 de julio de 2015

Asalto astronómico

Una estación entre la corriente y el fango.
Noventa y dos días y 
dieciocho horas.

Los cálculos vaticinaban tiempos de amor y guerra.
A Marte se lo llevó abril. Sin su influjo los campos se tiñeron de verano.

Empate técnico entre oscuridad y clarividencia.
La voluntad aullaba a medianoche. Terminó siendo visible tras la puesta de Sol. 

El primer mundo mordisqueó todas las alarmas. 
Seis horas y 
cuarenta y ocho minutos.

Pistilos y estambres yacían acurrucados. 
En mi mente hacíamos el amor. Minutos más tarde me deshojaba el frío.

La hegemonía de la luz desobedecía los elementos. 
El cisma de la supersimetría. En la orilla ondeaba humeaba tu bandera. 

Cayeron los días. Decenas de citas garabateaban el almanaque.
Treinta y seis mañanas y aun así, 
miles de muertos.

El día D también era primavera.

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