viernes, 17 de octubre de 2014

Podría escribir palabras desnudas
y podría desnudarme con palabras.

Apurar las colillas que dejaste en el cenicero. Rodear mis rodillas para sentir tu abrazo. Ponerme ese jersey enorme que olvidaste al huir de mi casa. Escuchar tu voz en una pista de audio. Buscar en mi pelo el olor de tu almohada. Poner la mesa para dos. Usar la sonrisa que te tenía reservada. Combinar mi ropa interior y deshacer la cama. Dejar una mano fuera de los bolsillos. Coleccionar cupones dos por uno. Murmurar un buenas noches. Poner tu nombre a todas las canciones. Escribir unas líneas.

Podrían matarme los recuerdos
si pudiera recordar que has muerto. 

martes, 7 de octubre de 2014

Olvido

Encierra la nada. Los suspiros. Las cartas que no enviaste. El olor de las mañanas. El vapor condensado en una tienda de campaña. La boca seca y el pulso acelerado. Los naufragios. Una lágrima luchando por no caer de las pestañas. Tus cortinas en días de viento. El efímero ruido de mis uñas en tu espalda. Las puertas abiertas. Las ventanas cerradas. Mis manías. Las balsas de aceite y las salas sin humo. Los semáforos que tantas veces me he saltado. Alguna noche en tu cama. Los holocaustos de hormigas en un paseo. Los desayunos de pie. Los pelos en la almohada. Tus luego te veo. Un te quiero que no dijimos. Aquel adiós.

sábado, 4 de octubre de 2014

Al borde del precipicio dejamos un pie en el aire. 
El otro en el suelo. Buscando un punto fijo tiemblan las rodillas. 
Cuál será tu estrella.

Otra mirada de reojo y perderemos el equilibrio. 
No es imposible. El deshielo va erosionando mi espalda.
Está rompiendo el día.

Si te suelto, me caigo.

Murmuramos, aullamos; el eco sustituye a las palabras.
Sigo aquí. Te aferras tan fuerte que no notas mis manos.
Nos estamos resbalando. 

No vuelvas a pedir que no mire hacia abajo.
¿Estás sonriendo? Ahora la oscuridad no nos devora.
El gris ya no se torna negro.

Se definen las colinas y el viento susurra "o si caemos..."
Empiezo a tiritar. No recuerdo haberte visto tan serio.
Estalla la mañana.

Si te suelto, te salvo.

El final de las canciones, el último verso del poema; la ley seca.
Perdóname. 
Juntos caeríamos más deprisa.