lunes, 27 de abril de 2009

Paso a paso.
De camino adonde el grito y el silencio se funden en eco.
Donde todo va en cursiva.

Antes. Después. Mientras el vivir se vuelve muerte.
Líneas rectas, puras, perfectas. Perpendiculares y paralelas dibujando los límites del cielo.
Entre lo finito y lo infinito.

Conteniendo el aire. La respiración.
Asomándonos al para siempre. A lo que quedará cuando ya no estemos.
Enfermiza naturaleza. Vengativa mente.
Apagarse es tan odioso como necesario.

Caminar hacia ninguna parte, recordar a los grandes, descubrir a los no tan nuevos.
Viviendo a través de otros. Rellenando nuestra existencia con las miserias de quienes están peor.
O eso creemos.

Doblando la esquina.
A unos metros de lo que llamaría hogar, si supiera lo que eso significa.
Colmena de los que irónicamente nos llamamos humanos.

Cruzar sin mirar.
Perdiendo el sentido cuando aflora una nueva palabra.
Enlazándola con la anterior. Una tupida telaraña de pensamientos enraizados.

Indiferencia.
Tropezar y seguir adelante. Sin muecas estúpidas para el que mira.
Centrada en el más allá del más acá .

Con una contestación entre manos a otro puto mensaje cargado de preguntas.
La indiscreción desafiándome de nuevo.
Demasiada amabilidad me gasto. Me gasta.

Concentración.
Preguntándome por lo secreto.
Lo que es para mi, y lo que será para el resto. Cuando lo privado se vuelve público.

Recorrido directo.
Del corazón, al córtex, y de éste al intestino. En diez minutos.
Contesto. Pon la boca. Todos contentos.

Abrir la puerta.
Regresar a los rincones. A la poesía.
Al Gozo del Tacto.

miércoles, 22 de abril de 2009

Necesito alcohol, tabaco,
drogas duras, blandas...autodestruirme.

Me superas casi tanto como me supero a mi misma.
Dudas más o menos existenciales no adecuadas para la supervivencia.
Conflictos emocionales taladrando el córtex,
zumbido en los oídos, temblor de piernas.

Lágrimas que pelean por quedarse junto a las pupilas,
olas dibujadas en ojos grises, parpadeando.
Más líquidos. Fluídos que recorren nuestro cuerpo y nos alborotan el alma.
Furtivos. Soñadores.

Esclavos de pasiones mal apagadas.
Brasas de cintura hacia abajo,
enloquecer hasta quitarnos la ropa.

Sudor, muelles, vantanas mal cerradas.
Manos que se avalanzan, que arañan, que engañan.

Melómanos al compás del colchón,
del cabecero contra la pared del vecino.
De tu garganta.

Cambiar los colores de la noche. Del blanco al rojo.
Ojos cerrados de hedonistas despreocupados.
Sin mañanas.

domingo, 12 de abril de 2009

Días de pasión, o de falta de ella.
Normalidad, caos y vacío con el tiempo de la mano.
A partes iguales.

Descuartizando lo impartible. Lo imperdible.
Metros o kilómetros.
Rarezas.

Imperdonable.
Poco a poco. Te quedas fría.
Lo niegas. Te niegas.

Piensas y evitas pensar.
Pero ahí queda.

Lo que siempre está y no se ve.
Sólo cuando alumbra lo oscuro.
Lo de siempre. Humo y alcohol para todos.

Confusión y caprichos. Quizá daño.
Y todo como hace años, tantos que no recuerdas cuántos.

Abrazos y risas.
Con el escudo de las miradas cuando estamos cerca.
Y siempre seremos nosotros.

Inevitablemente, la certeza del error.
Sin fin, ni llaves.
Despistados profesionales.

Luego me desdigo, me arrepiento de pensar. De pensarlo.
De jugar. Y de que participes.
Y tú también; lo sabes, lo sé.

miércoles, 1 de abril de 2009

Choque inesperado en lo inimaginable.
Con el traje negro que roba todas las mañanas. Los hasta luego.

Ahora o nunca. Amaneceres dudosos con bandeja de plata.
Diciendo las cosas sólo cuando acecha la fecha de caducidad.
Quedándonos con ganas de más.

Desorden en todo cuánto eres. Si es que eres algo, si es que eres alguien.
La corrosión interna de las batallas perdidas.
Como inversas serpientes cibernéticas.

Variables incongruentes. Nadie las espera.
Y ahora eres Nadie.
Lotería ganada si compras todas las papeletas.

Advertencias que ya no burlan a la muerte.
A tutiplén en el cenicero.
Vasos aún más llenos.

Repartes.
Te llevas la mejor parte.
Satélites que giran en torno a la normalidad más absoluta.

Y morirte.
Una sola vez.
Letal. Como el veneno de Alice Cooper.

No sentir. No soñar. No escribir.