domingo, 30 de enero de 2011

Echo un vistazo y me escondo.
Lejos de ser un síntoma de cobardía, es lo más valiente que hago al día.
Cinco minutos. Choco con la realidad y vuelvo a cerrar los ojos.

El salto definitivo.
El futuro no existe, el presente ha dejado de serlo mientras escribía esta frase.
Sin red. Todo este tiempo he estado practicando.

El camino es estrecho.
Dame la mano hasta el final del trayecto, sé que tropezaré y no quiero caer.
No miraré atrás. Las canciones han cambiado de nombre.