viernes, 17 de julio de 2015

El odio

Una soga marca el cuello.El odio paseando entre los dientes. 
Sin dejar hueco a las palabras, que pelean en las tripas. 

La sangre presiona las muñecas. Las uñas marcan las palmas.

Lo mejor es dar la vuelta. En piso firme no se dejan huellas. 
Sin pruebas, el retroceso empuja lejos de la puerta.

Fallan los tobillos. Puede notarse el peso sobre los hombros.

Caer hacia delante lo haría más sencillo. Un escalofrío recorre la nuca.
Encontrar refugio en el exilio no lo convierte en un lugar seguro.

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