domingo, 30 de agosto de 2009

Soy de esas.
Tu palabra de Dios cierra mi boca,
me vuelve insignificante.

Te miraré como te gusta,
anonadada.
Alguien más a quien despreciar.

Inyección de autoestima y a la cama.
Mi estúpida sonrisa vive engañada.
Respiración entrecortada.

No estás ni estarás aquí.
No, más allá de estas líneas.
Me pregunto por qué aún pienso en ti por las noches.

Y si no escribo es porque ya no puedo.
Me has agotado.
Esto es una mierda y no sé como expresarlo.

¿Dónde te lo has llevado?
Yo ya he terminado.
Cero. Nada. Ádios.

1 comentario: