domingo, 8 de marzo de 2009

Bajo sábanas de la misma cama. La misma habitación.
Las mismas manos. Y ahora, extraños.

Acaricias mi espalda y luego desabrochas. Subes, te acercas.
Aún más. Me sé la historia.
La respiración sube el volumen y el ambiente se condensa. Dudas.

Bajas. Recorres mi cintura y vuelta a empezar.
Dudas. Para.
Deseo. Niebla. Sigue.

Repasando tiempos mejores para sólo pasarlo bien unos minutos, quizá horas.
El tiempo no importa si estás en el pasado.

Sin caretas, si apenas nos miramos. Yo no.
Nos conocemos de sobra. Desabrochas.

Empezamos. Seguimos. Seguimos siguiendo. Paramos.
Sin hablar. Se acabaron los besos. Presente.

Abrocho. Me miras y sonríes. Pienso.
Ojos vacíos que retiran la mirada.
Que no ven. El corazón no siente.

Directamente al lugar donde se olvida todo.
Donde el agua te borra. Sobresaliente quizá.
Me lo sé bien. Te lo sabes aún mejor.

Mitad del viaje en silencio. Lanzas un par de preguntas incómodas.
Al final. Amistad, dices. Amistad, digo.

No volverá a pasar. Pienso. Precipito. Huyo. Te explico.
No quiero volver. No necesito repasar tiempos mejores.
Ni razones, ni significados.

Me siento bien, para que engañarme.
No me arrepiento, no tengo remordimientos. No se pueden tener sin sentimientos.

Me bajo. Tabaco. Sonrisa.
Amigos. Sin sexo. Con seso.
Y risas. Millones de risas.

1 comentario:

  1. Resulta todo un placer que una persona que escribe tan bien como tú piropee los versos que escribo. Gracias, de verdad.
    A propósito de la entrada (magnífica, por cierto), creo que deberías leer (si no lo has hecho aún), "El zahir", de Paulo Coelho. Briconsejo de alguien que un día rompió con un pasado cíclico para empezar a construir un presente inesperado. ;)
    Un beso

    ResponderEliminar