El más insinificante de los latidos.
Se cuela bajo mi edredón.
Atmósfera de arrepentimientos.
Cierra esta boca. Se acabaron los reproches.
Todo y nada miden lo mismo.
Jamás he tenido, ni tendré, ninguno de los dos.
Me salgo de las líneas.
Están para saltárselas.
Calla si sólo puedes empeorarlo.
Un sólo detalle. Un mínimo interés.
Se acabaron los puntos seguidos.
Nunca se ha podido, ni se podrá, vivir de las ilusiones.
domingo, 17 de octubre de 2010
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Procura que tus palabras sean mejores que el silencio dijo alguien una vez.
ResponderEliminarMe gusta cómo me lees, Simbionte.
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