domingo, 30 de agosto de 2009

Soy de esas.
Tu palabra de Dios cierra mi boca,
me vuelve insignificante.

Te miraré como te gusta,
anonadada.
Alguien más a quien despreciar.

Inyección de autoestima y a la cama.
Mi estúpida sonrisa vive engañada.
Respiración entrecortada.

No estás ni estarás aquí.
No, más allá de estas líneas.
Me pregunto por qué aún pienso en ti por las noches.

Y si no escribo es porque ya no puedo.
Me has agotado.
Esto es una mierda y no sé como expresarlo.

¿Dónde te lo has llevado?
Yo ya he terminado.
Cero. Nada. Ádios.

lunes, 24 de agosto de 2009

Todo se para.
Como una perla de jabón aplastada entre los dedos y el pecho.
Contra lo duro si sólo quedan huesos.

Un par de palabras y te pierdo.
Ni tú ni yo lo entendemos.

Cambiamos de canal.
Al blanco y negro.
Al antes de ti, al después del resto.

Lo niego.
te niego, te busco, te pierdo.
Tú no miras y yo te espero.

De nada sirve sino te tengo.
Pero te quiero.Te quiero. Te quiero.

jueves, 13 de agosto de 2009

Sentimientos en negrita,
calcamonias que duran lo que estos besos.

Cortos y rápidos para no coger demasiado de ti,
para no quedarme con ganas de menos.
Para no darle importancia.

No era el momento, pero no me arrepiento.
Ni tú tampoco.

Nadie ha ganado el juego.
Nadie ha perdido.
Nadie lo ha intentado, ni lo va a intentar.

En medio de la nada,
allí donde se mojaban nuestras pestañas.

Confusión.
Nada de ignorarse,
ignoremos lo qué pasó y también lo que pase.

Y esta noche...
que el granate decida, y nos lleve a dónde quiera.

lunes, 10 de agosto de 2009

Silencio perturbador,
azoteas encaladas,
calles vacías...
Hombres heridos al son de un popurrí de sensaciones.

Cuando el amor es la guerra,
Nuestra guerra.
Mi guerra.
Armadura y hasta los dientes.

Cambio cejas por sonrisa.
Junio se llevó la ilusión de una ilusa.
Y sí, la caída fue terrible.
Saltar al vacío sin despertar
antes de estamparme contra el suelo.

Mariposas sin primavera.
Se vuelven infinitos los plurales.
Me sobra la piel en este verano.
Jirones en balde.

Transparencia absoluta.
Largas noches en sombras lejanas rehuyéndose en mi mirada.
Ojoscerrados, demonios de mi misma.
De esta puta cabeza que no se caya.

Guardando los colores,
perdiéndolos donde en otros se reflejan.
Donde tú no estás, sin haber un tú.
Sin haber un yo.

Ni siquiera tengo una mitad.
Tú mereces mucho más que eso.
A alguien que se reconozca en el espejo,
que no cambie cada mañana.

No al caballo de Troya,
piñata de hombres escondiendo un corazón de madera.
Incapaz de sentir, de amar...
pero...explícame entonces por qué sufre.